"El concierto
Al mediodía fuimos obsequiados con una espléndida comida en casa de Samblancat, y la sobremesa se alargó inadvertidamente hasta la hora del concierto, [...].
El concierto estaba señalado para las cinco, y a esa hora el salón del lindo teatro donde se domicilia la Sociedad coral aparecía completamente lleno, figurando entre la concurrencia lo más selecto y distinguido de la buena sociedad de Graus.
En primer término en la sala aparecía, en dos grupos, los orfeonistas, a ambos lados del piano y armonium con que debían ser acompañadas las obras a ejecutar.
Antes de comenzar, el señor Gambón hizo en cariñosas frases la presentación de los viajeros, que ocupábamos asientos en el escenario, y a continuación el señor Marraco agradeció las palabras de señor Gambón y aplaudió como se merece la labor social realizada por el Orfeón.
El programa
La primera parte del programa la constituyeron la obra de Mendelssohn "Alondra de amor", "Resurgimiento" del señor Borguñó, y "Patria nueva" de Grieg. En todas ellas los orfeonistas demostraron estar sobradamente capacitados para triunfar ante públicos más exigentes. Constituyen una masa coral muy bien conjuntada, con voces muy bien timbradas, y en su ejecución se advierte una compenetración admirable con el espíritu de las obras que ejecutan. La señorita Egea y el señor González, a cuyo cargo estuvieron los solos, demostraron poseer dos voces muy bien preparadas a las dificultades de sus respectivas partes.
Tonadillas y couplés
Constituye como la nota de más novedad en esta agrupación lo que se refiere a la ejecución de tonadillas y cuplés. El maestro Borguñó ha querido dignificar el campo de las canciones, y para esa labor ha puesto a contribución autores antiguos y modernos, aparte su personal inspiración, colaborando en esta obra dos muchachas que todo lo merecen por su arte, hermosura y gentileza, Pepita Sazatornil y Conchita López.
El arte de estas dos muchachas no tiene ninguna relación con lo que hemos visto tantas veces en los escenarios. [...] decir que estas dos muchachas, en la gentil edad de los dieciséis años, no pisaron jamás más teatro que el de Graus, ni han salido de la villa ribagorzana, ni siquiera a Barbastro, y por lo tanto cuando vengan a Zaragoza será la primera vez que vayan en tren.
Pepita Sazatornil y Conchita López cantan con notable desenvoltura las notables canciones que conservan la señoril inspiración del siglo XVIII y principios de XIX, El marabú y el Bolero del déjame, [...]. También la señorita Pura Colón cantó la jota con mucho estilo y buena voz.
Final del concierto
En la tercera parte volvió a tomar parte el Orfeón, que ratificó la excelente impresión que nos causó desde el primer momento.
Tanto en Salud a los cantores, de Thomas, como en la marcha de Tanhaüser, los orfeonistas estuvieron afortunadísimos, recibiendo calurosas y muy merecidas ovaciones.
A continuación, un gallardo montañés, Antonio Baldellou, cantó con mucho estilo y excelente voz unas Albadas, aire popular del Alto-Aragón, que nos cautivaron. Para que se vea el entusiasmo que acompaña a la obra de esta agrupación, diremos que este muchacho cantor de albadas, hizo una jornada de treinta y tanto kilómetros para poder tomar parte en el concierto. por lo cual su entrada a mitad del programa fue acogida con cariñosa ovación.
Un juicio sincero
Terminó el concierto con la Jota, cantada de modo insuperable por el Orfeón y las señoritas Paquita López y Pepita Sazatornil, que hubo de repetirse entre atronadores aplausos.
Terminado el concierto, nuestro director, don José García Mercadal, hizo uso de la palabra, felicitando a los fundadores e impulsores de tan importante obra, y dando la enhorabuena a los orfeonistas, por lo acertadamente que dieron cuerpo a iniciativa tan digna de alcanzar el triunfo."
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El arte de estas dos muchachas no tiene ninguna relación con lo que hemos visto tantas veces en los escenarios. [...] decir que estas dos muchachas, en la gentil edad de los dieciséis años, no pisaron jamás más teatro que el de Graus, ni han salido de la villa ribagorzana, ni siquiera a Barbastro, y por lo tanto cuando vengan a Zaragoza será la primera vez que vayan en tren.
Pepita Sazatornil y Conchita López cantan con notable desenvoltura las notables canciones que conservan la señoril inspiración del siglo XVIII y principios de XIX, El marabú y el Bolero del déjame, [...]. También la señorita Pura Colón cantó la jota con mucho estilo y buena voz.
Final del concierto
En la tercera parte volvió a tomar parte el Orfeón, que ratificó la excelente impresión que nos causó desde el primer momento.
Tanto en Salud a los cantores, de Thomas, como en la marcha de Tanhaüser, los orfeonistas estuvieron afortunadísimos, recibiendo calurosas y muy merecidas ovaciones.
A continuación, un gallardo montañés, Antonio Baldellou, cantó con mucho estilo y excelente voz unas Albadas, aire popular del Alto-Aragón, que nos cautivaron. Para que se vea el entusiasmo que acompaña a la obra de esta agrupación, diremos que este muchacho cantor de albadas, hizo una jornada de treinta y tanto kilómetros para poder tomar parte en el concierto. por lo cual su entrada a mitad del programa fue acogida con cariñosa ovación.
Un juicio sincero
Terminó el concierto con la Jota, cantada de modo insuperable por el Orfeón y las señoritas Paquita López y Pepita Sazatornil, que hubo de repetirse entre atronadores aplausos.
Terminado el concierto, nuestro director, don José García Mercadal, hizo uso de la palabra, felicitando a los fundadores e impulsores de tan importante obra, y dando la enhorabuena a los orfeonistas, por lo acertadamente que dieron cuerpo a iniciativa tan digna de alcanzar el triunfo."
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Artículo publicado en La Crónica, de Zaragoza, reproducido en El Ribagorzano, 27 de junio de 1915
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