CENTENARIO DEL ORFEÓN DE GRAUS 1914-1918


CENTENARIO DEL ORFEÓN DE GRAUS 1914-1918

El Orfeón de Graus se creó en 1914. Por tanto se cumplen cien años de su existencia. Formaron parte de él más de 100 personas y fue todo un acontecimiento cultural y social para el Graus de la época. En este blog quiero recoger los acontecimientos más señalados de su historia, así como los del que fue su director Manuel Borguñó.

viernes, 14 de octubre de 2016

EL ORFEÓN EN BARCELONA V

14 de octubre de 1916


BANQUETE


El Orfeón ante el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón, en el Tibidabo

En el restaurant Tibidabo se celebró el banquete con que el Ayuntamiento de esta ciudad ha obsequiado al Orfeón de Graus. Los comensales eran unos 200 y la comida fue muy bien servida.
Imagen del banquete en el restaurante Tibidabo

Presidía la mesa el teniente de alcalde don Francisco Puig Alfonso, en representación del alcalde. A su derecha sentáronse los señores Borguñó, director del Orfeón, Mesa, Bona, Costa, hermano del ilustre polígrafo, Morales Pareja, Gili y Rita. A la izquierda del señor Puig Alfonso estaban los señores Castillón, presidente de la Junta del Orfeón; Fortuny, Gardó, Campos, vicepresidente del Centro Aragonés, García Inglada, Cirera y Arroyos. Brindaron los señores Puig Alfonso, Borguñó, Castillón, Costa y Gambón, director del El Ribagorzano. Todos los discursos fueron extraordinariamente aplaudidos, especialmente el del señor Puig Alfonso. Diose la nota entusiasta de recíproco afecto entre Aragón y Cataluña. Después del banquete el orfeón dio a conocer escogidas composiciones de su repertorio mereciendo calurosos aplausos.

PALAU DE LA MÚSICA CATALANA

Palau de la Música Catalana


El éxito brillante que obtuvo el Orfeón de Graus en el teatro Goya, se repitió anoche en el Palau de la Música Catalana, que estaba rebosando de público. Habíase despertado la curiosidad de los filarmónicos, y cuantos se interesan por la música en Barcelona acudieron al Palau, donde no quedó ni una sola localidad vacía.

Programa del concierto en el Palau de la Música Catalana

El orfeón aragonés obtuvo el más significativo de los triunfos que hasta ahora lleva alcanzados. No son muchos, por ser recientísima su historia; pero no podía tener ésta una más gloriosa iniciación.Nos confirmamos en el concepto que nos mereció desde el primer día, y la victoria lograda anoche nos demuestra que no extremamos el optimismo. El Orfeón de Graus ha estudiado mucho y hoy llega, en determinadas obras, a la interpretación perfecta. Dejará entre nosotros un grato recuerdo la humorada de Roland de Lassus ¡Oh, qué buen eco! y otras obras de su repertorio que anoche merecieron los honores del bis y provocaron estruendosas ovaciones.

El Orfeón de Graus no es tan notable por la calidad de las voces como por su afinación y sentimiento de la música. Los rudos orfeonistas de la montaña saben plegar a la armonía, y desaparece su aspereza cuando el alma colectiva adquiere unidad de expresión en sus canciones. Nos olvidamos de que son campesinos lo que vemos agrupados alrededor de su maestro, y a veces nos admira que sin previa educación musical académica, y en el aislamiento de un pueblo montañés, hayan podido organizarse para el arte y cantar como cantan los orfeonistas de Graus. Sinceramente felicitamos al maestro don Manuel Borguñó; su esfuerzo es admirable.

Cantó el Orfeón en la primera parte el Himno a Costa, L'hereu Riera (que se repitió), ¡Oh, qué buen eco! (también con bis), Ven, dulce amor y la Jota de Retana, repetida entre aplausos y aclamaciones. El maestro Millet, del Orfeó Catalá, felicitó y abrazó a Borguñó, en tanto el público se deshacía las manos aplaudiendo. A la senyera del Orfeón le fue impuesta una nueva corbata. Cantaron después los aragoneses Ave verum, de Saint-Saëns; Plegaria a la Virgen del Remedio, de Millet; un Bolero del siglo XVIII; el coro de las hilanderas de El holandés errante; La noche del amor, de Morera; Dances y Albadas, de Borguñó (la segunda de dichas obras es notable por su carácter y sentimiento), y la marcha de Tannhäuser. Las ovaciones fueron continuas y cada vez más calurosas, viéndose que el público aplaudía sinceramente entusiasmado y no solo por deferencia y simpatía.

El Orfeón actuando en el Palau de la Música Catalana

Hubo, como en el concierto anterior, una parte dedicada a las tonadillas españolas, cuya interpretación corrió a cargo de las señoritas Pepita Sazatornil y Conchita López. Entre dichas tonadillas se ofrecía la novedad de tres canciones epigramáticas de Amadeo Vives, que cantó Pepita Sazatornil con su peculiar donaire: Madre la mi madre, con letra de Cervantes; El amor y los ojos (seguidillas), y El retrato de Isabela, copla del siglo XVIII. Esta última hubo de repetirse. También repitió la gentil Pepita la Tirana del Caramba, que canta deliciosamente, y la Jota de Borguñó, en la que pone todo el corazón. Fue aplaudidísima. De sus coplas, repitió la señorita López El majo tímido, dicho con mucha intención y gracia. También fue aplaudida.

Madre, la mi madre, de Amadeo Vives

El retrato de Isabel, de Amadeo Vives

El amor y los ojos, de Amadeo Vives

En obsequio a sus compañeros de Graus, el Orfeó Catalá, dirigido por el maestro Millet, cantó tres obras de su repertorio; Cançó de Nadal, Cançó de bresçol y Corpus. A petición del público, cantó también Els segadors, que fueron recibidos con el entusiasmo de siempre.

En fin, una velada agradable para el público filarmónico, y una fecha que no olvidará nunca el Orfeón de Graus.
FAUSTO

La Vanguardia, 15 de octubre de 1916
 

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EN EL TIBIDABO

Invitados por el excelentísimo Ayuntamiento con un banquete en el gran restaurant del Tibidabo, nos congregamos sobre 250 comensales a la una de la tarde.

El teniente de Alcalde señor Puig y Alfonso que presidió dicha fiesta, ofreció el banquete en nombre del Ayuntamiento al Orfeón de Graus, pronunciando un discurso elocuentísimo, abundando en conceptos de un ferviente patriotismo y de admiración a Aragón, que arrancó entusiastas salvas de aplausos, siendo el señor Puig y Alfonso muy felicitado. Hablaron también los señores Castillón, Costa y Gambón en nombre del Orfeón gradense, leyendo este último, con la venia de la presidencia, la carta que del Exmo. Sr. D. José Maluquer le había escrito desde Madrid, y que publicamos en otro lugar, siendo muy aplaudida y dándose entusiastas vivas. Terminado el banquete, Pepita Sazatornil cantó la jota, y el Orfeón el himno de la entidad.

El Orfeón ante el restaurante Tibidabo

Después de visitar lo más notable del Tibidabo, regresaron los orfeonistas satisfechos de tan gratísima excursión.

CONCIERTO EN EL PALAU DE LA MÚSICA CATALANA 

Anuncio en prensa del concierto del Orfeón en el Palau de la Música Catalana

El suntuoso Palacio de la Música Catalana, de inusitada grandeza, estaba la noche del 14, como en los días de las grandes solemnidades artísticas. La plana mayor de la intelectualidad barcelonesa en todos los órdenes, la aristocracia del arte y de la música, todo lo que en Barcelona significa progreso y cultura, se había congregado en el templo de la música la citada noche. Era efectivamente, el brillante aspecto del soberbio hemiciclo del deslumbrador palacio, conmovedor y emocionante.

Allí escuchamos, electrizados en absoluto, al magno Orfeó Catalá que bajo la mágica batuta del excelso Millet, nos transportaba a la gloria del sublime arte del canto. Y allí triunfó nuestro orfeón, recibiendo la plena confirmación de su arte y de su valer, en grandes ovaciones y aclamaciones, que, espontáneas y entusiastas, partían de todos los ámbitos de aquel explendente teatro.

Y allí triunfaron igualmente nuestras dos grausinas, artistas de corazón Pepita y Conchita, en sus discretas e inspiradas tonadillas españolas, que cautivaron al distinguido público, demostrándoles con continuadas ovaciones la sobresaliente labor de su notable arte.
 
La sección femenina del Orfeón cantando en el Palau de la Música Catalana

En aquel Palacio que fuisteis aclamados todos, orfeonistas y señoritas, igual que en la calle, al salir de tan brillante concierto, fuisteis doctorados por el más alto tribunal del arte.

También en el Palau, fue colocada una preciosa corbata en el estandarte de nuestro Orfeón, que ostenta las barras catalanas en rojos dorados colores, por el dignísimo Presidente del gran Orfeó Catalá.

Corbatas impuestas al estandarte del Orfeón en Barcelona

El público aplaudió con entusiasmo el acto solemne de la imposición de la corbata del Orfeó.

El Ribagorzano, 28 de octubre de 1916

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