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"A las nueve y media, y precEdida de la augusta enseña del Sindicato que tremola la entusiasta mano de nuestro abanderado D. Joaquín Gacén, y a los acordes de un bonito pasodoble que ejecutó la banda de música de esta villa, se dirige una comisión de asociados con su Junta directiva desde el domicilio social a la Basílica de la Virgen de la Peña, en la que se celebra solemne misa de terno, cantada con irreprochable gusto por las distinguidas del Orfeón, bajo la dirección de su inspirado maestro don Manuel Borguñó.
El panegírico del Patrón del Sindicato estuvo a cargo de nuestro querido y elocuente paisano don Vicente Bonsón, sacerdote ilustradísimo y entusiasta de las obras de acción social.
El sermón, que fue calificado con mucha justicia de notable, mereció los elogios del sinnúmero de oyentes, que salieron del templo entusiasmados. A las muchas felicitaciones que el señor Bonsón ha recibido por su brillante discurso, reciba la nuestra muy cariñosa y entusiasta.
Terminaron los solemnes oficios con el inspiradísimo y ya popular himno de San Isidro (música del señor Borguñó), cantado con vibrante entusiasmo por Pepita Sazatornil y demás simpáticas señoritas del Orfeón.
Terminada la solemnidad religiosa fue acompañada la bandera hasta el Sindicato en alegre rondalla, cantando la jota con castillo estilo el barbastrense señor Solano.
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POR LA NOCHE
Animada y brillante verbena fue la que se improvisó en la calle de Benasque, en donde se encuentra el domicilio del Sindicado, la noche de San Isidro.
La banda de música que con tanto acierto dirige el señor Viu, ejecutó bonitas composiciones, aprovechándolas los amateurs de Terpsícore para rendirle entusiasta culto.
Terminó la bulliciosa verbena con las alegres notas de la jota, cantando varias coplas de despedida y alusivas a nuestro Sindicato el popular Solano.
Fiesta simpática y alegre es la fiesta de San Isidro, a la que se identifica el alma del pueblo que con alegría asalta nuestro domicilio, porque se ha dado cuenta de que nuestra casa social, es la casa de Graus.
Y vaya por último nuestro agradecimiento y el de todos los sindicalistas para las Reverendas hermanas Carmelitas de esta villa y particularmente para su dignísima Madre Superiora, por la atención que con este Sindicato tuvieron, prestando el magnífico armonium de su propiedad para nuestra fiesta religiosa."
El Ribagorzano, 26 de mayo de 1916
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